miércoles, 14 de mayo de 2008

La Guerra de la Oreja de Jenkins

O de cómo hacer el pardillo miserablemente


Hay pocos placeres en esta vida como el poner en evidencia a un tocapelotas. En la Historia de España ha habido tres, principalmente: Portugal (gallegos del sur que no quieren reconocer que son españoles), Francia (sin más comentarios al respecto) y los hijos de la Gran Bretaña. Hoy le toca el turno a estos últimos, por ser más chovinistas que los franceses, por justicia histórica y, coño, por qué no, porque son ingleses.

Ellos la llaman “la Guerra de la Oreja de Jenkins”. También se la conoce como la “Guerra de los Nueve Años” o “Guerra del Asiento”. Oficialmente comenzó en 1739, pero los antecedentes se remontan a 1731. Y es que como todo en esta vida, esos antecedentes no fueron más que una excusa: casi 30 años antes, Inglaterra se había proclamado, por victoria por puntos más que nada, vencedora en la Guerra de Sucesión española, o lo que es lo mismo, vencieron por cansinos. A cambio de dejarse de hostias, Inglaterra recibió ventajas comerciales en América, hasta entonces, monopolio de España. Esas ventajas (asiento de negros, navío de permiso) tenían valor por 30 años. Y el plazo se iba a cumplir. ¿Por qué no renovarlo, a través de otro tratado de paz? Una idea inteligente, sólo hacía falta un casus belli, pues después de eso, ganar estaba tirado.

Sí, seguro.

Los antecedentes se sitúan en el Caribe. Los ingleses, unos porculeros golden size, finest blended, estuvieron tocando la moral, pirateando y contrabandeando por aguas españolas. Y tanto tocar los huevos al león, éste te acaba mordiendo. O cortando una oreja. Y eso le pasó a Robert Jenkins. Para los brits, Jenkins fue no un héroe, pero si un tipo bien tratado. Jenkins era un contrabandista, y además de los cutres. Y por si fuera poco, terminó sus días como un pirata del Caribe (arr!).

Pero lo que le lanzó a la fama, y lanzó su carrera naval (aunque terminase como terminó) fue precisamente el incidente que da nombre a esta guerra. Su bergantín fue asaltado por un guardacostas español. Efectivamente, estaba cargado de mercancías de contrabando. Y su capitán, Julio León Fandiño (quien posiblemente, como buen español, era bajito, seguramente debido al peso de sus huevos), le rebanó una oreja durante el interrogatorio inherente al abordaje. De paso, chulesco él, le soltó algo como “y dile a tu rey que le haré lo mismo si a lo mismo se atreve”. Con un par.

Nada más hubiera pasado (¡como si Jenkins hubiera sido el único en escuchar el acero toledano tan de cerca!), si no hubiera sido porque nuestro pequeño bucanero era, además, un rato llorón. Tuvo que justificar lo sucedido ya en la Isla, y bueno, el revuelo llegó a la Cámara de los Comunes y algún avispado vio el casus belli tan ansiado (como si necesitasen alguno...). Y para allá enviaron a Vernon, almirante de profesión, bocazas en sus ratos libres.

Edward Vernon, alias Old Grog, es el antagonista de esta historia. Encontró a su Némesis en Blas de Lezo. ¿Blas qué? Pues Blas de Lezo y Olavarrieta, posiblemente uno de los mejores marinos que la Armada española ha tenido jamás (y otro que posiblemente se quedó chiquito), llamado Patapalo o Mediohombre, por las razones que comentaré a continuación, y que como buen héroe español, murió solo, olvidado y sus hazañas apenas son conocidas. Si fuera inglés, habría plazas con su nombre y el 20 de mayo sería fiesta nacional.

La guerra fue “bien” para los ingleses: destruyeron Puerto Bello, en Panamá, y pensaron que todo iría así de rodado. No les cabía un pelo de gamba por el culo. Incluso compusieron su himno nacional, God Save the King, y el himno más famoso de la Royal Navy, Rule Britannia. Pero, oh contrariedad, resulta que las plazas de verdad tienen murallas de verdad. Una serie de reveses, de sitios fallidos, obligaron a Inglaterra a firmar una paz en la que la gran derrotada fue... Francia. Qué le vamos a hacer, son franceses: apenas participan y son los que pagan el pato. La justicia divina dará por culo a España 70 años después.

A mi parecer, el revés más gordo, el más humillante y, en definitiva, el mayor PWNED de todos fue en Cartagena de Indias. Vernon, crecido por lo de Puerto Bello, fue para allá, bien cerquita. 186 naves con 30.000 hombres compusieron el evento sitiador. Eran más que la Gran Armada, y corrieron una suerte... similar pero distinta. Pero enfrente tenían al bueno de Blas, marino curtido en mil batallas, cojo, tuerto y con una mano “impedida” (la mano tonta de toda la vida, vamos). Tenía 6 buques y 3.000 defensores. Creo que no lo he dicho antes: Blas era vasco, de Pasajes, pues, con todas las consecuencias. No era de Bilbao, pero casi.

Los defensores apenas podías contener el avance inglés, y los fuertes cayeron uno a uno, oponiendo una resistencia tenaz, eso sí. Los españoles se refugiaron entonces en la fortaleza de San Felipe de Barajas. Si caía, tendrían vía libre hacia Cartagena, pues la bahía estaba bloqueada por las naves británicas. Entonces Vernon hizo una de las mayores bocarranerías de toda la Historia: envió mensajes a Jamaica, para ser enviados a Inglaterra, anunciando la toma de la ciudad. Os podéis imaginar qué pasó, ¿verdad?

En efecto, en Inglaterra la fiesta debió ser de órdago, y como bien dice nuestro refranero, vendieron la piel del oso antes de cazarlo. Las celebraciones superaron a las de Puerto Bello, y acuñaron medallas conmemorativas para tal evento: en el anverso se veía a Lezo arrodillado ante Vernon..., pero Lezo estaba de una pieza, ni tuerto, ni cojo, ni impedido, para que no pensaran que le venció por ser un tullido. Quedaba feo abusar, por lo visto. La leyenda rezaba “La arrogancia española, humillada por el almirante Vernon”.

Pero las enfermedades (arr! escorbuto!), y la sagacidad de Blas de Lezo, que hizo daño, mucho daño, con una fuerza muy inferior a los sitiadores aprovechando los numerosos errores de su almirante, mermaron de tal manera a los atacantes que hubieron de levantar el cerco el 20 de mayo. La carnicería de ingleses fue algo nunca visto: habían muerto unos 10.000 soldados de los 30.000, y más de 7.000 estaban heridos; de los 186 barcos, 50 se quedaron por el camino, hundidos por las baterías costeras o por falta de tripulación a la vuelta.

Vernon trató de resarcirse atacando Guantánamo y Panamá, pero ninguna de las dos acciones fue exitosa. Cuando volvió a Inglaterra y comunicó que no había tomado Cartagena de Indias (era un farol, Majestad xD), el rey Jorge II entró en cólera, y prohibió que ese inepto entrase en los libros de Historia (muy inglés, muy maduro y muy valiente: si algo no me gusta, no existe), amén de expulsarle de la Royal Navy (los ingleses edulcoran un poco estos hechos: dicen que pidió un ascenso y, al no dárselo, renunció a la oficialidad... Permítanme que lo dude). Lo que no se dice es qué hicieron con las monedas conmemorativas... Yo apuesto a que se las metieron una a una a Vernon por el culo. Al bueno de Vernon también se le debe la invención del grog, que no deja de ser ron diluido en agua (para que las raciones de ron durasen más durante el asedio de Cartagena), que toma el nombre de su casaca, hecha de “grogram” (seda con lana o angora, mezclada con goma), de la que Vernon tomaba su apodo.

Por su parte, Blas de Lezo murió pocos meses después de levantado el asedio. Si ya de por sí estaba hecho una piltrafa, la batalla le dañó aún más, recibió varias heridas y enfermó de peste. Como he dicho, murió solo y olvidado, y a día de hoy no se sabe dónde recibió sepultura. Y es que su rivalidad con el Virrey de Nueva Granada, Sebastián de Eslava, no se olvidó al luchar ambos, mano a mano, por la capital virreinal. Fue su vigésimo tercera batalla, otra victoria más, 23-0-0, que dirían los boxeadores.

Mi granito de arena a que ciertos episodios no caigan en el olvido.

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Now playing: The Nightwatchman - The Road I Must Travel
via FoxyTunes

7 comentarios:

Rodri dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rodri dijo...

jeje, cachondo y preciso a un tiempo. Me ha gustado mucho Juanín, bienvenido al blog.
PD- Desgraciadamente me temo que en España la oreja más famosa seguirá siendo la de Van Gogh...

Diego V. dijo...

Muy bueno Juan, si señor.Por cierto, se bienvenido a este mundo de cavilaciones.

Krupto dijo...

Todavia no te habia felicitado via blog. Mu grande señor Juan. Espero leer muchas de estas frikadas histericas :)

Anónimo dijo...

Eres un monstruo de la narracion, un innovador y ademas un patriota que ve a esos necios de Franceses y de Ingleses como son,ojala existiera mas gente preocupda por nuestras cosas como tu,gracias por este texto,me encanto leerlo,esperro ydeseo que tembien te decidas y hagas mas sobre alguno de nuestros increibles episodidios historicos,solo para que los desinformados(que son muchos) se pongan al dia,gracias

luis antonio dijo...

www.cadenaser.com/player_mini.html?xref=20081102csrcsr_3.Aes"
es un enlace pa qe escucheis un poquin de milenio 3.
es sobre la oreja de jenkins (me qedo con la version de juan)
por cierto lo interesante esta al final por si os cansais de este programa.
no os perdais las hostias qe da y recibe un colaborador a los historiadores. si no en otras partes del programa

luis antonio dijo...

na no lo utiliceis no furrula. meteos en www.cadenaser.com
y en el buscador milenio 3
dia 2-11-08 3ª parte al final esta lo qe interesa.
sorry por el fallo