El paso rápido

Hoy quiero acompañar a Diego en su manada de artículos que ha escrito con una pequeña experiencia que merece tener su hueco aquí.

Estaba yo tan majete yendo para la facultad cuando me encontre con uno de los grandes problemas de mi vida universitaria, adelantar a la gente que va andando más lenta. Los que sufren este problema sabe que es una piedra, en especial con la recta de un Km que tengo que sufrir cada día. El tener que adelantar ha alguien requiere tener unas piernas que sean acero para barcos pero también mucha vergüenza. Imaginaros el adelantar a alguien que conoces pero que va demasiado lento y tengas prisa. Joder, es que da mucho palo. Se produce el momento que yo denomino "formula 1", ya que al llegar a su altura tienes que acelerar el paso para que no piense que te vas a quedar mientras le dices un típico "Holaaaa, bueno voy rápido que tengo prisa" y tras esto se oye el mitico sonido del que disfrutamos con el calvo de telecinco cuando pasa un coche a toda ostia mientras tus piernas arden del esfuerzo al que se ven sometidas a las 9 de la mañana de un día cualquiera.
Pues hasta aquí sería un caso normal, pero hoy no fue tal. Encontré a la horma de mi zapato, otra persona que anda igual de rápido. Tras el sufrimiento sobrehumano de adelantar al hijo de Fermín Cacho, como mínimo, me toco lidiar con el máximum de la vergüenza de un adelantador profesional...ser adelantado por Fermín Jr... y todo ello debido a que los planetas se alinearon e hicieron que pasaran unos 237 coches seguidos por la misma calle y por tanto me tocara esperar. Esto fue un mazazo para mis ánimos ya que obviamente me toco ir detrás de él. Casualmente fue hasta el mismo pasillo de mi facultad, que cabronida...

Y yo con prisa...